Te guardo

Tengo tres caras posibles
Tú me las quitas todas
Tengo una risa con alas
Que vuela si estamos a solas.
Tengo una voz y una piel
Que quieren que tú las descifres
Tengo la vida muy corta
Para entender lo que dicen.
Tus ojos que, cuando los miro
Brillan igual que los míos
Pero no logro entender
De qué van.
Pero si un día tú me encuentras
Y ahora piensas diferente
Te guardo un poquito de fe
Para abrir los ojos y verte.
Pero si un día tú me encuentras
Y ahora piensas diferente
Te guardo mi luz de mañana
Mis ojos, mi amor y mi almohada.
Tengo dos besos pendientes
Uno por cada mejilla
Y un abismo de cristal
Por cada herida.
Tengo el espacio carente
Que ocuparía tu abrazo
Si se nos diera el caso
De vernos lejos de la gente.
Tengo la vida muy corta
Y tú la mirada decente
Y a mí no me importa pensar
Lo imposible de tenerte.
Pero si un día tú me encuentras
Y ahora piensas diferente
Te guardo un poquito de fe
Para abrir los ojos y verte
Pero si un día tú me encuentras
Y ahora piensas diferente
Te guardo mi luz de mañana
Mis ojos, mi amor y mi almohada.

Me lo ha contaíto un poeta

Que me lo ha contao un poeta,
me lo ha contaíto un poeta:
libertad rima con alas,
la leche con la canela,
y el tacón con el zapato,
mayo con la primavera.
Y me pregunto porqué
Ella no arrima conmigo
Y yo no arrimo con ella.

Plus Ultra

Estello, fai-te clara
car cerque moun camin

Allà dellà de l’espai
he vist somriure una estrella
perduda en lo camp del cel
com espiga en temps de sega,
com al pregon de l’afrau
una efímera lluerna.

—Estrelleta —jo li he dit—,
de la mar cerúlea gemma,
de les flors de l’alt verger
seies tu la darrera?

—No só la darrera, no,
no só més que una llanterna
de la porta del jardí
que creies tu la frontera.

És sols lo començament,
lo que prenies per terme.
L’Univers és infinit,
pertot acaba i comença
i ençà, enllà, amunt i avall,
la immensitat és oberta,
i aon tu veus lo desert
eixams de mons formiguegen.
Dels camins de l’infinit
són los mons la polsinera,
que puja i baixa a sos peus
quan Jehovà s’hi passeja.

Jacint Verdaguer 

Wonder of you

 

When no-one else can understand me
When everything I do is wrong
You give me hope and consolation
You give me strength to carry on
And you’re always there to lend a hand
In everything I do
That’s the wonder
The wonder of you
And when you smile the world is brighter
You touch my hand and I’m a king
Your kiss to me is worth a fortune
Your love for me is everything
I’ll guess I’ll never know the reason why
You love me like you do
That’s the wonder
The wonder of you

Serenata para la tierra de uno

Porque me duele si me quedo
pero me muero si me voy.
Por todo y a pesar de todo, mi amor,
yo quiero vivir en vos.

Por tu decencia de vidala
y por tu escándalo de sol,
por tu verano con jazmines, mi amor,
yo quiero vivir en vos.

Porque el idioma de infancia
es un secreto entre los dos.
Porque le diste reparo
al desarraigo de mi corazón.

Por tus antiguas rebeldías
y por la edad de tu dolor,
por tu esperanza interminable, mi amor,
yo quiero vivir en vos.

Para sembrarte de guitarra,
para cuidarte en cada flor,
y odiar a los que te castigan, mi amor,
yo quiero vivir en vos.

 

La Navidad en el Albaicín

—¿Y la canción de Los cuatro muleros?

—Es la canción típica de la Navidad en el Albaicín. Se canta únicamente por esta fecha, cuando hace frío. Es un villancico pagano, como son paganos caso todos los villancicos que canta el pueblo. Los villancicos religiosos sólo los cantan en las iglesias y las niñerías para adormecer a los niños. Es curioso este pagano villancico de Navidad, que denuncia el sentido báquico de la Navidad en Andalucía. El cancionero tiene estas sorpresas. Hay algunas canciones de profunda emoción y contenido social. Ésta, por ejemplo:

El gañán en los campos
de estrella a estrella.
Mientras los amos pasan
la vida buena.

O este otro, fiero, como de Andalucía, que pudo servir de panfleto, de manifiesto y de estandarte a la reciente revuelta:

Qué ganas tengo
de que la tortilla se dé la vuelta:
que los «probes» coman pan
y los ricos coman mierda.

Federico García Lorca, 1933

El despertar

 

                                                      A León Ostrov

Señor
La jaula se ha vuelto pájaro
y se ha volado
y mi corazón está loco
porque aúlla a la muerte
y sonríe detrás del viento
a mis delirios

Qué haré con el miedo
Qué haré con el miedo

Ya no baila la luz en mi sonrisa
ni las estaciones queman palomas en mis ideas
Mis manos se han desnudado
y se han ido donde la muerte
enseña a vivir a los muertos

Señor
El aire me castiga el ser
Detrás del aire hay monstruos
que beben de mi sangre

Es el desastre
Es la hora del vacío no vacío
Es el instante de poner cerrojo a los labios
oír a los condenados gritar
contemplar a cada uno de mis nombres
ahorcados en la nada.

Señor
Tengo veinte años
También mis ojos tienen veinte años
y sin embargo no dicen nada

Señor
He consumado mi vida en un instante
La última inocencia estalló
Ahora es nunca o jamás
o simplemente fue

¿Cómo no me suicido frente a un espejo
y desaparezco para reaparecer en el mar
donde un gran barco me esperaría
con las luces encendidas?

¿Cómo no me extraigo las venas
y hago con ellas una escala
para huir al otro lado de la noche?

El principio ha dado a luz el final
Todo continuará igual
Las sonrisas gastadas
El interés interesado
Las preguntas de piedra en piedra
Las gesticulaciones que remedan amor
Todo continuará igual

Pero mis brazos insisten en abrazar al mundo
porque aún no les enseñaron
que ya es demasiado tarde

Señor
Arroja los féretros de mi sangre

Recuerdo mi niñez
cuando yo era una anciana
Las flores morían en mis manos
porque la danza salvaje de la alegría
les destruía el corazón

Recuerdo las negras mañanas de sol
cuando era niña
es decir ayer
es decir hace siglos

Señor
La jaula se ha vuelto pájaro
y ha devorado mis esperanzas

Señor
La jaula se ha vuelto pájaro
Qué haré con el miedo

Las aventuras perdidas, 1958

Los tejedores de Silesia

Sin una lágrima en los ojos sombríos,
ocupan el telar y aprietan los dientes:
Alemania, tejemos tu mortaja,
tejemos en ella la triple maldición…
¡Tejemos, tejemos!

Maldito .sea el dios al que impetramos
en los fríos de invierno y en las carestías;
fue vana la esperanza y la anhelante espera,
nos ha engañado, burlado, escarnecido…
¡Tejemos, tejemos!

Maldito sea el rey, el rey de los ricos,
que no pudo aplacar nuestra miseria;
nos arranca hasta la última moneda
y manda que nos maten como perros…
¡Tejemos, tejemos!

Maldita sea la patria falsa,
donde sólo medran el oprobio y la vergüenza,
donde todas las flores son tronchadas
y la podredumbre engorda al gusano…
¡Tejemos, tejemos!

La lanzadera vuela, retumba el telar;
tejemos día y noche sin descanso…
Vieja Alemania, tejemos tu mortaja,
tejemos en ella la triple maldición…
¡Tejemos, tejemos!

Heinrich Heine, 1844

Viva la grasia

Amor mío, cuánto esfuerzo me cuesta escribir estas palabras.
El destino, el destino de un tiempo ya viejo nos separa.
El destino es la inercia de a soga que ahoga, la piedra que entierra y que aplasta,
de la mano que apaga la aurora y nunca se cansa, de la voz que te llama en l’a noche,
detrás de una puerta y te clava un momento en la duda de quién es uno.

Cuando falta tu luz, no es igual que la luz de la luna, el sol o la estrella,
me falto yo y me falta en la boca saliva, corazón y dientes.
Agoto la esperanza y la vida me lleva hacia la frontera.
Y es aquí que me veo cruzando los montes de Francia,
mientras lejos se queda mi tierra, mi gente, mi casa.
Y mis ojos con tanta amargura, que me avergüenzo.

No es odio esta carta, que es de amor que se escribe con todos, se vive con todos.
Yo entiendo este amor como un puño sensible que mueve montañas.
Compañera, que por él los de abajo sufrieron el papel amargo del que enciende la luz en la sombra
y se ve tan solo, cara al viento, al rayo y al trueno de la gran tormenta,
cara al tiempo, al cerrojo, al silencio y a lo que caiga.

Ahora sé que eres tú lo que mueve la vida del árbol en la primavera
lo que mueve la voz de los hombres cuando los hombres luchan y mueren.
No quiero acabar con tristeza ni hielo esta carta amarga.
Ahora sé que las nubes se alzan y canto este canto:

«Por mi boca ya asoman las flores que regó con llanto en tu vientre amoroso este pueblo te ha embarazado.»
Esta es la canción: ¡un, dos! Ustedes tienen sol, grasia pa vivir, vino, playas y flamenco… … sí, mucha grasia pa derramarla por las vendimias del Roselló. ¡Viva la grasia de Andalucía con pasaporte de emigración!

Piedras y charcos

Me duele la piel de estar en tu espalda,
me duele la risa de usarla en la playa
que mira la vida contigo mojada,
me duele el reloj, ya se que se acaba.

No acabes amor, que empieza la duda,
nos queda un colchón de salitre y cura.
Por manta un avión con alas de luna,
sonríen los dos, le escribe en la nuca

Somos dos notas comunes
en un jardín de tu barrio.
Soy una especie de colgado, colgado

Somos el norte y el este al sur de piedras y charcos.
Somos dos locos, enamorados, por un rato.

Fueron brillando a lo lejos como la estela de un faro,
fueron gaviotas, volando largo.
Fueron sirenas y luces, con sus padres a buscarlos.
Jamás volvieron a ser humanos, humanos.